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Fortitudine vincimus

El mundial de fútbol de 1970

Entre el 31 de mayo y el 21 de junio de 1970 se celebró en México el mundial de fútbol. Ese año, la primera y la segunda promoción (1967 y 1968) "vivíamos" en la 1ª Escuadrilla mientras que la tercera promoción (1969) vivía separada de nosotros justamente delante, en la 2ª Escuadrilla.

Grandes dominadores de la tecnología eléctrica y electrónica decidimos seguir el mundial. Para ello había que enfrentarse a una serie de problemas ...  Uno de ellos, logístico y no pequeño, era que los partidos se transmitían pasadas las doce de la noche hora española, por el desfase horario con México, con su correspondiente pérdida de sueño y consecuentes cabezadas en clase al día siguiente. El otro, técnico y casi irresoluble, era la disponer de un aparato de TV (¡en aquellos tiempos!). La solución a éste punto nos la brindó el señor Urbina a través de una novia mexicana que tenía en aquellos tiempos y que le facilitó un aparato de TV "casi"  portátil. Cómo llegó a la Escuadrilla el aparato, quedará para otras crónicas... pero el caso es que el susodicho aparato era de norma americana y el sistema español, cuando se veía algo, se veía en negativo. Si se hacía un trabajo finísimo de ajuste se conseguía "positivar" la imagen y podía resultar casi aceptable. El problema de la antena se solucionó cuando Pérez Caballero se estudió una antena Yagi para TV y construyó una con cable vulcanizado del taller de Electricidad sobre un listón de madera.

La noche del estreno fue una apoteosis. Atraídos por los rumores, en los WC del salón de estudio se fueron reuniendo futboleros de todo pelaje y condición así como curiosos varios y amantes de la noche cuartelera. Incluso andaba por allí Pedro Cuadra con una escayola que le cubría toda la pierna (imposible de recordar si era la derecha o la izquierda).

"¡Ssssshhhhh! ¡Silencio, coño! ¡Hablad bajo, joder!" se cuchicheaba, mientras los expertos orientaban la antena casera hacia la Bola del Mundo de Navacerrada, el centro emisor en esa época para Madrid. De repente, imagen en negativo, expectación, "fine tunning"... un poco más de contraste.... un poco más de brillo... algo se distingue...

Con lo poco que se veía y lo mucho que imaginábamos disfrutábamos ilusionados del mundial cuando de repente se oye una puerta a lo lejos. Como vivíamos como los pumas, con el oído alerta a cualquier ruido no familiar, cundió el pánico. Se produjo una desbandad general a través de las ventanas del salón de estudio en plan "sálvese quien pueda del puro que va a caer". Una auténtica estampida. Dicen las malas lenguas que uno de los que más corría era Cuadras, que había desarrollado una depurada técnica de carrera lanzando la pierna escayolada y cuando el tacón tocaba tierra, a modo de palanca, impulsaba el cuerpo hacia adelante de manera compacta, en fantásticas zancadas.

Los genios de la electrónica de TV continuaron depurando el sistema y descubrieron que mediante la instalación de un diodo en la salida del croma de la TV podía invertirse la imagen a positivo y mejorar la recepción.

Quedan en el aire lagunas que asumo se irán llenando con el tiempo, como saber quién coño provocó la estampida, si de verdad era la guardia la que entró, cómo se salvó del caos el aparato de TV (incluida la antena), dónde se escondió el cuerpo del delito. etc. Una cosa sí quedó despejada con el tiempo: Urbina no llegó muy lejos con su novia mexicana.

Y hablando de mundiales de fútbol, pongamos aquí una anécdota final para la historia: el siguiente mundial (1974) se jugó en Alemania. Participaron dos países que hoy ya no existen (RDA y Yugoslavia). La final la ganó la RFA de Beckenbauer y Breitner a la "naranja mecánica" de Cruyff y Neeskens. Fue el nacimiento del fútbol moderno. Al día siguiente de jugarse la final, los componentes de la promoción de 1968 que estaban destinados en la Escuela y que no permanecieron en el Ejército del Aire, recogieron sus cartillas de licencia en Mayoría y salieron de paisano por el puesto de guardia. Era el 8 de julio de 1974. Habían transcurrido seis años inolvidables. Empezaba otra vida...

Miguel Sempere. Noviembre 2017


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